viernes, 29 de enero de 2010

"Lo que hacen los mejores profesores universitarios"



Ken Bain

"Lo que hacen los mejores profesores universitarios"

Fuente: Internet

PUV, ISBN: 978-84-370-6667-7, 2ª edición, 2007

Ken Bain es director del Center for Teaching Excellence de la Universidad de Nueva York. Durante años se dedicó a buscar y estudiar a los mejores profesores de los Estados Unidos, y en esta obra presenta una síntesis del modus operandi de estos grandes profesores que consiguieron que sus alumnos además de aprender, fueran una guía, modelo o una simple influencia positiva y un buen recuerdo para el resto de sus vidas. No considera un buen profesor aquel que prepara bien a sus alumnos para el examen, sino aquel que consigue que sus alumnos valoren el aprender, obtengan un pensamiento crítico, se enfrenten con creatividad y curiosidad a la resolución de problemas, y también con compromiso ético, además de amplitud y profundidad en el conocimiento específico. Lo que Ken Bain expone en este libro es un montón de ideas para reflexionar concienzudamente, no una lista de técnicas que permiten ser aplicadas de forma inmediata para conseguir ser un buen profesor automáticamente. El profesor que desee mejorar su calidad docente debe no sólo leer el libro, sino releerlo en años sucesivos o, al menos, releer este resumen una y otra vez, que le recordará ideas para seguir mejorando. A grandes rasgos, estas son las conclusiones más importantes:

· Los grandes profesores "conocen su materia extremadamente bien", son "eruditos, artistas o científicos en activo", tengan o no muchas publicaciones, están al día y estudian con cuidado las novedades en sus disciplinas, además de leer muchas cosas de otros campos. Así, consiguen simplificar y clarificar conceptos complejos, llegando a la esencia del asunto con revelaciones motivadoras, y son capaces de pensar sobre su propia forma de razonar en la disciplina (metaconocimiento). No aspiran meramente a que sus estudiantes hagan bien los exámenes, sino a "producir una influencia duradera e importante en la manera en que la gente piensa, actúa y siente".

· Crean lo que llama "entorno para el aprendizaje crítico natural", donde los alumnos aprenden enfrentándose a problemas importantes, atractivos o intrigantes, con una sensación de control sobre su propia educación. Evitan objetivos arbitrarios, superfluos, y "favorecen los que ponen de manifiesto la forma de razonar y actuar".

· Muestran una gran confianza en sus estudiantes. Están seguros de que éstos quieren aprender y les facilitan la tarea contando los obstáculos principales con los que ellos se han encontrado para dominar la asignatura, o algunos de sus secretos.

· Tienen interés en su propia evaluación, comprobando sus propios resultados cuando evalúan a sus estudiantes, por lo que evitan sistemas arbitrarios para examinarlos.

"La buena docencia puede aprenderse". Es importante destacar que nadie es perfecto, i.e. los mejores profesores tienen días malos y pelean para conseguir llegar a sus estudiantes, no siempre siguen sus mejores métodos, pero tienen buena disposición a enfrentarse a sus propias debilidades y errores. También destaca el compromiso de estos docentes con la comunidad académica, viendo su labor dentro de la globalidad e intercambiando con sus colegas ideas sobre la mejor forma de educar. Estudiando en profundidad a los mejores profesores, estos son algunos de sus métodos:

· ¿QUÉ SABEN DEL APRENDIZAJE? "Los seres humanos son animales curiosos. La gente aprende de manera natural mientras intenta resolver problemas que le preocupan". Algunas personas consiguen excelentes calificaciones, pero no comprenden a fondo la materia y olvidan rápidamente lo aprendido. No se trata de dar conocimiento a los estudiantes, sino de facilitar que el conocimiento sea construido por ellos, teniendo en cuenta los paradigmas que traen consigo, que pueden ser erróneos. Cambiar los modelos mentales es lento, por lo que los profesores deben buscar situaciones en las que el modelo no funciona, obligando a los alumnos a esforzarse. Más que dar las respuestas correctas, hay que ayudar a los estudiantes a ver sus errores. No se trata de aprender los hechos antes de aplicarlos, sino de aprender a la vez que se aplican, ayudar a los estudiantes a construir su entendimiento, explicar cómo funcionan las cosas, simplificando y aclarando conceptos básicos, contando casos prácticos y ejemplos que enganchen a los estudiantes, dando razones para que los estudiantes quieran recordar cada información.

"Algunos científicos de la cognición piensan que las preguntas son tan importantes que no podemos aprender hasta que la adecuada ha sido formulada: (...) Cuantas más preguntas hacemos, de más maneras podemos indexar un pensamiento en la memoria", por lo que los profesores estudiados estimulan a los estudiantes para que formulen sus propias preguntas, suscitando su aprendizaje y su interés. Para motivar a los alumnos hay que descartar los motivadores extrínsecos (subir nota...), pues hacen que desaparezca el interés intrínseco que hubiera, en cuanto desaparece la recompensa extrínseca. Son más efectivos los refuerzos verbales en forma de ánimo o elogios, para estimular el interés (mejor elogiar la tarea bien hecha, que la inteligencia de la persona que la hizo). "Si los alumnos estudian sólo porque quieren sacar buenas notas o ser los mejores de la clase, no les irá tan bien como si estudiasen porque tienen interés". Los primeros son los «aprendices estratégicos», aprendiendo a que les vaya bien en la universidad, sin cambiar sus concepciones del mundo. Los segundos son «aprendices profundos», pretenden aprender para dominar esa materia. Por último, están los que «evitan líos», su primer objetivo es no equivocarse, son aprendices superficiales, y se conforman con sobrevivir, memorizando incluso aunque no entiendan nada. Los profesores estudiados no promueven la competición, sino que muestran la belleza, utilidad o intriga existente y dejaban a los estudiantes control sobre su educación, y les daban retroalimentación del trabajo hecho, exenta de valoración alguna. No clasificaban a sus estudiantes, sino que contaban con todos y fomentaban la cooperación. Las clases más apreciadas son aquellas con gran exigencia, pero también con muchas oportunidades para revisar y mejorar el trabajo antes de ser calificado, aprendiendo así de los errores cometidos. Desde el primer día de clase, se invita (no se ordena) a los estudiantes a efectuar ciertas tareas para conseguir ciertas expectativas, que responderán a ciertas preguntas que susciten interés. Las preguntas más generales hay que mantenerlas presentes a lo largo de todo el curso. Un profesor propuso la norma «AQNLI», «¿A Quién Narices Le Importa?», por la que invita a sus estudiantes a hacer esa pregunta en cualquier momento de cada explicación, obligando así al profesor a justificar la importancia de lo que está explicando. Otros profesores exigen traer a clase dos preguntas cada día. Ese interés se mantiene vivo si se consiguen conectar la preguntas básicas con los intereses y vidas de los alumnos, y ello se facilita contando anécdotas personales o no, y relatos sobre la historia de los hechos explicados, a modo de «diálogo socrático» (aprender de los errores, sin que estos tengan consecuencias en la evaluación final). Estos profesores abarcan a todos los tipos de alumnos posibles, dando diferentes niveles, y proporcionando preguntas variadas con, por ejemplo, los datos clave, definiciones principales, cómo se sabe cada cosa, qué se pensaba hace diez años, qué preguntas hay sin resolver... destacando "la ausencia de certeza en el conocimiento". Enseñan sus disciplinas resaltando más el desarrollo intelectual que los datos en sí mismos y, a menudo considerando aspectos emocionales, artísticos, éticos, ambientales, sociales, económicos...

· ¿CÓMO PREPARAN LAS CLASES? Los mejores profesores estudiados otorgan interés a cuatro preguntas: 1) ¿Qué deberían hacer intelectual, física o emocionalmente mis alumnos?, 2) ¿Cómo puedo ayudarlos?, 3) ¿Cómo podemos mis estudiantes y yo entender mejor el aprendizaje efectuado?, y 4) ¿Cómo puedo evaluar mis intentos de fomentar ese aprendizaje?. Estos profesores hablan de lo que quieren que sus estudiantes «hagan», más que lo que deberían «aprender». Tratan de ayudar a ver la belleza, disfrute o curiosidad que hay en la materia, y una parte importante de la planificación consiste en lo que deberían hacer el primer día, para ganarse la devoción de los estudiantes por los objetivos del curso. Entre todas las preguntas que se seleccionan en esta obra, destacamos sólo unas pocas: ¿Dónde estarán las dificultades principales? ¿Qué puedo aclarar para darles una buena base para construir su comprensión? ¿Qué puedo hacer en el aula para ayudarles a aprender fuera de ella? ¿Qué preguntas puedo exponer para llamar la atención de asuntos importantes? Los profesores más eficientes, muestran los debates existentes en el seno de cada disciplina, mostrando las conclusiones en vigor aludiendo a creencias anteriores y a pasajes históricos. Hay que interesarse por lo que a los alumnos les interese, para orientar hacia allí la docencia, o incluso pedir que los alumnos valoren los distintos temas del curso, pero tal vez eso requiere estar dispuestos a cambiar (exámenes, tareas...). ¿Cómo ayudaré a los estudiantes a aprender a aprender, a examinar su propio aprendizaje y a leer de forma más efectiva textos de esta materia?. Todo profesor tiene dos tareas: Ayudar a los estudiantes a aprender, y evaluarlos (decir a la sociedad cuánto aprendizaje se ha conseguido). La primera tarea es más importante y, para ello, hay que proporcionar a los estudiantes realimentación de sus errores antes de la evaluación. Si no se puede hablar con cada alumno individualmente, al menos sí en grupos, para conocer sus problemas, su aprendizaje y corregir sus errores. ¿Cómo conseguir que mis alumnos piensen y no se aburran durante la clase? ¿Cómo pueden aprender a juzgar la calidad de su propio trabajo? ¿Cómo crearé un entorno para probar, fallar, realimentarse y volver a probar? También pueden fomentarse visitas a lugares interesantes, charlas o colaboraciones de expertos externos... La enseñanza es concebida como "fomento del aprendizaje".

· ¿QUÉ ESPERAN DE SUS ESTUDIANTES? Diversos estudios psicológicos han mostrado que los estereotipos sociales negativos influyen en el rendimiento académico. Empeora el rendimiento la ansiedad que genera la conciencia de los estudiantes de pertenecer a un grupo marginal o en desventaja (afroamericanos, extranjeros, ser mujer...). En esos casos, es el éxito el que causa la preocupación más que el fracaso. Más aún, se ha demostrado que a personas con imagen social positiva, sin estereotipos (hombres blancos, por ejemplo en EE.UU.), puede creárseles un estereotipo que conlleve empeorar su calificación en un examen (por ejemplo, diciéndole que los estudiantes asiáticos hacen mejor ese examen). Lo que guía a los mejores profesores es una red compleja de creencias, que pasan por apreciar el valor individual de cada estudiante, buscando las capacidades de cualquier alumno, y tienen "una enorme fe en la capacidad de los estudiantes para conseguir lo que les proponían". De alguna forma, dejan claro que no juzgarán por estereotipos negativos, sino mediante altas exigencias, pero que serán fácil de alcanzar. Estos grandes profesores no rebajan las exigencias para mejorar en las encuestas, sino que invitan a los estudiantes a perseguir objetivos ambiciosos y les prometen ayuda para conseguirlos, pero les dejan el control de su propia educación. El profesor consigue entusiasmar a los alumnos aclarándoles las promesas, u oportunidades que ofrece su curso, y explicándoles qué pueden hacer para conseguir esas promesas, habilidades o conocimientos. Muchos de estos profesores se tomaban muchas molestias en explorar el aprendizaje de sus estudiantes, analizar su trabajo e incluso diseñar tareas individuales. En los grupos numerosos buscaban los tipos de estudiantes de sus aulas. Más que proponer clases de repaso, hablaban de grupos de trabajo de excelencia, que mejoraba la percepción de los alumnos y aumentaba la confianza en sí mismos. Ponen énfasis tanto en el desarrollo intelectual como en el personal (respecto al primero, se resaltan las diez habilidades de razonamiento que identificó el físico Arnold Arons para el pensamiento crítico).

"La clave para comprender la mejor docencia no puede encontrarse en reglas o prácticas concretas, sino en las actitudes de los profesores, en su fe en la capacidad de logro de sus estudiantes, en su predisposición a tomar en serio a sus estudiantes y dejarlos que asuman el control sobre su propia educación, y en su compromiso en conseguir que todos los criterios y prácticas surjan de objetivos de aprendizaje básicos y del respeto y el acuerdo mutuo entre estudiantes y profesores".

· ¿CÓMO DIRIGEN LA CLASE? El profesor Bain encontró estos principios bastante comunes entre los grandes maestros:

  1. «Crear un entorno para el aprendizaje crítico natural»: Aprender a pensar críticamente, a examinar la calidad de los razonamientos. «Natural», porque los estudiantes encuentran las destrezas y actitudes que intentan aprender inmersas en preguntas que les interesan. Este ambiente se puede crear en clases magistrales, pero también con discusiones, trabajos de campo u otras diversas técnicas (el método importa mucho menos que el desafío que supone a los estudiantes). Los buenos instructores hacen preguntas a sus alumnos, para invitar a la reflexión y sumergir a los alumnos en los intereses de la disciplina, muchas veces usando problemas interdisciplinarios o intereses generales. Siempre hay preguntas por resolver, por lo que una buena pregunta es «¿Cuál es la próxima pregunta?». Algunos instructores responden con preguntas como «¿Qué piensas tú?» o «¿Qué quieres decir con eso?», otros terminan cada clase con dos preguntas: «¿Qué conclusiones has sacado?» y «¿Qué preguntas se han quedado en tu mente?» (puede pedirse que se contesten por internet o en la siguiente clase). Una buena técnica para empezar una clase es comenzar con una pregunta (a veces inmersa en un relato), luego mostrar la importancia de la pregunta y sus implicaciones, estimular a los estudiantes a pensar críticamente la respuesta y dar argumentaciones sobre cómo responderla (completa o no) y terminar con nuevas preguntas. Unos profesores piden argumentos contra las conclusiones que muestran, otros que se piensen en los supuestos que se están manteniendo al extraer ciertas conclusiones, y otros, que se discutan las implicaciones de las conclusiones halladas. Este aprendizaje se basa en que las personas aprenden más efectivamente cuando:

1) Intentan resolver problemas que ven atractivos o importantes.
2) Lo intentan en un entorno que los desafía, pero los apoya y en el que sienten el control sobre su educación.
3) Pueden trabajar con otros estudiantes para superar los problemas.
4) Creen que su trabajo será considerado justa y honestamente
5) Pueden probar, fallar, y ser corregidos, antes de cualquier evaluación.

  1. «Conseguir su atención y no perderla» y usar «experiencias de aprendizaje diversas»: El profesor Michael Sandel decía que enseñar es «atraer la atención y mantenerla». Para esto es útil empezar con preguntas curiosas, que nunca se hayan planteado así los estudiantes, o utilizando casos reales. Comenzar por los estudiantes, con algo que les importe, lo conozcan o crean conocerlo. Resulta útil usar métodos diversos (visual, auditivo, charlas, debates...).
  2. «Buscar compromisos» y ayudarles «a aprender fuera de clase»: Una profesora les decía a sus alumnos que la decisión de matricularse es de ellos, pero una vez que han decidido cursar la materia, tienen «responsabilidades con todos los demás miembros de esta comunidad de aprendizaje». También es positivo mirar a los estudiantes, y generar discusiones que despierten su razonamiento crítico.
  3. «Razonamiento disciplinar»: Ayudar a los estudiantes a pensar como los eruditos. Más que resolver mil problemas, ofrecen explicaciones, analogías y preguntas que ayuden a comprender conceptos para resolver sus propios problemas. Algunos profesores sostienen que antes de razonar hay que aprender cierta información, pero los mejores profesores "asumen que el aprendizaje de los hechos ocurre sólo cuando los estudiantes están a la vez dedicados a razonar sobre esos hechos".

Es también importante para un buen comunicador tener una buena oratoria, y muchos de los profesores habían practicado pronunciación, el timbre de sus voces y hasta a mirar a los estudiantes, incluyendo los de la última fila. Ayudan preguntas retóricas, «¿Entendéis?», o del tipo «¿Veis desde allí?». Los mejores se aprenden los nombres de los alumnos, se salen de detrás del podio... y algunos se detienen durante unos segundos, mirando a sus alumnos, manteniendo el suspense, modifican el ritmo y salpican con algo de humor, usan un lenguaje cálido, comprometido, contando bien cada hecho, para invitar y estimular, pero también un lenguaje frío para recordar o resumir. Es importante escuchar a los alumnos, por ejemplo en debates que estimulen su participación e interés, trabajar en grupos, o directamente pedirles su participación, con estilo relajado, con sentido del humor, para evitar el miedo a equivocarse. Resulta útil pedirles a los alumnos que califiquen trabajos ya hechos, o bien que averigüen cual es el mejor trabajo de dos o más.

· ¿CÓMO TRATAN A SUS ESTUDIANTES? Bain encontró que la personalidad del profesor desempeña un papel insignificante o nulo en el éxito docente. Encontraron excelentes profesores tímidos y descarados, comedidos e histriónicos, aunque la mayoría trataba a los estudiantes tranquilamente. Tampoco encontraron patrón común en la forma de vestir. Sin embargo, todos creían firmemente que los estudiantes deseaban aprender y podían hacerlo, por lo que si el aprendizaje fallaba no les echaban la culpa a los estudiantes. Uno decía: «Quiero hacer mi clase fácil de seguir (...) si no aprenden, fracaso como profesor». Ponen confianza en sus alumnos y por eso no se preocupan demasiado por si éstos intentan engañarlos. Algunos profesores están limitados al elegir instrumentos pedagógicos por la preocupación de que el estudiante haga trampas, pero los profesores más efectivos usan lo que creen que beneficia más al aprendizaje. Quieren que sus estudiantes aprendan y no que hagan buenos exámenes. Comparten con sus estudiantes sus secretos personales o técnicas para aprender o recordar algo, y muestran las dificultades que ellos tuvieron al principio, lo cual les hace "humanos" ante sus alumnos y éstos ven en esa franqueza una atmósfera en la que pueden preguntar sin ser reprochados, además de aumentar la confianza en su propio aprendizaje. Resulta útil recordarles a los alumnos que algunos de sus compañeros apreciarán las preguntas que hagan. Los peores profesores se comportan mostrando superioridad sobre los estudiantes, y parecen querer esconder las técnicas o trucos que le hacen, en su opinión, ser superiores, por lo que no tienen interés en explicar con claridad. Los mejores profesores tratan a sus estudiantes con justicia, compasión, preocupación, como podían tratar a cualquier colega, incluso mostraban buena disposición para quedar con sus estudiantes fuera del aula, a participar en grupos de discusión en persona o por internet, y algunos involucraban en ello a buenos estudiantes del curso anterior. Algunos buenos profesores consiguen difuminar las diferencias entre vida privada y profesional, hablando de su vida, y escuchando a sus estudiantes. Ante errores, algunos contestan planteando una pregunta, en vez de decirles que están equivocados.

· ¿CÓMO EVALÚAN A SUS ESTUDIANTES Y A SÍ MISMOS? Algunos profesores que pretenden formar muy bien a sus alumnos ponen el examen final con el objetivo de desconcertar a la mayor parte de los estudiantes. Eso suele decir poco sobre los logros de los estudiantes, del profesor y, peor aún, fomenta el aprendizaje estratégico en lugar del profundo, que los estudiantes se centren únicamente en averiguar la clase de preguntas que les puede plantear el examen. Los exámenes y calificaciones son una forma de ayudar a los estudiantes a comprender su progreso, y también ayudan a evaluar la docencia. El aprendizaje requiere cambios intelectuales y personales, y hay que evaluar el aprendizaje, no el rendimiento. Por ejemplo, bajar la nota por entregar tarde un trabajo no mide el aprendizaje, sino el rendimiento. Algunos de los mejores profesores, animan a sus estudiantes a ser puntuales para poder beneficiarse de sus comentarios antes de la siguiente tarea, además de hacerles ver que ellos tienen el control para organizarse bien. Los mejores profesores no dan puntos por cumplir ciertas reglas (participar en clase, ir a tutorías...), sino que animaban a seguir esas reglas por el beneficio intrínseco (practicar, corregir errores...). Los grandes profesores intentan averiguar todo lo posible de sus estudiantes, no para enjuiciarlos, sino para poder ayudarlos mejor a aprender. Algunos pasan encuestas preliminares, otros dan una lista de las principales preguntas que el curso les ayudará a responder y luego piden que midan su interés en ellas, algunos se van a comer con sus estudiantes, pero en general "el proceso de ir conociendo a los estudiantes continuaba todo el curso". Para medir el aprendizaje, algunos piden a sus estudiantes que escriban al final de la clase las conclusiones más importantes que han sacado. Respecto al examen, reconocen que el aprendizaje es permanente y "muchos profesores extraordinarios hacen exámenes de conjunto, globales, de forma que cada prueba reemplaza a la anterior", y el examen final incluye toda la asignatura, de forma que los alumnos perciben que tienen varias oportunidades para aprender, estimulando también a aquellos que suspenden los primeros exámenes parciales. No usan las calificaciones para motivar a los estudiantes pues quieren saber hasta qué punto comprenden sus alumnos. Algunos, dicen el primer día de clase las principales preguntas del examen final. "El objetivo es conseguir congruencia entre los objetivos intelectuales del curso y los que pone a prueba el examen". En general, los mejores profesores tienen humildad para reconocer la enorme dificultad para evaluar el aprendizaje y reconocen que pueden equivocarse. Algunos, incluso pedían a sus estudiantes que se calificaran a sí mismos.

Evaluación de la docencia: A menudo, los profesores convencionales niegan que pueda hacerse esa evaluación, o bien se centran en evaluar buenas prácticas docentes, más que lo que los estudiantes aprenden. Para esto hay cuatro preguntas: 1) ¿Vale la pena aprender la materia para este currículo?, 2) ¿Aprenden mis estudiantes lo que se pretende?, 3) ¿Ayudo y animo a aprender?, y 4) ¿He hecho algo mal? (fomentando el aprendizaje estratégico, desanimando o desatendiendo a parte del alumnado...). Según Bain, las encuestas a los estudiantes ayudan en la evaluación docente (pero hay que tener en cuenta factores como el interés previo del alumnado, si la asignatura es obligatoria u optativa, la media y la forma de distribuirse los valores...). A veces los estudiantes tienen la idea de que lo importante es memorizar y se frustran cuando el profesor les pide que razonen. Un profesor en ese caso observaba que si sus alumnos lo valoraban mal era culpa suya porque no había conseguido influir en los conceptos iniciales de lo que es aprender tal asignatura. O sea, esas valoraciones apuntan a una debilidad real del profesor: que no se ha conseguido llegar a los estudiantes o ayudarlos a comprender la naturaleza del aprendizaje que se espera de ellos. No obstante, los mejores profesores también obtenían valoraciones negativas por parte de algunos estudiantes. No interesan tanto los métodos, como si él o ella ayuda y anima a los estudiantes a aprender: ¿Qué has probado para ayudar y fomentar el aprendizaje?, ¿Estimulaste el interés por la asignatura?... Por tanto, para la evaluación docente hay que usar la evaluación objetiva de los estudiantes: "la única forma de determinar niveles de aprendizaje es mirar con detalle los resultados reales de los estudiantes (escritos que entregan, las preguntas que son capaces de responder, los problemas que pueden resolver o el rendimiento que pueden dar)", mientras que la calificación media de la clase no proporciona esa información.

Donald L. Finkel escribió un libro titulado «Dar clase con la boca cerrada» («Teaching with your mouth shut», 2000), "reconociendo que la docencia no es sólo dar clases magistrales, sino cualquier cosa que podamos hacer para ayudar y animar a los estudiantes a aprender ¾sin causarles ningún daño de importancia¾" (sin cometer errores como los comentados anteriormente). Los mejores profesores saben que enseñar no es meramente transmitir conocimiento, sino que conciben "la enseñanza como creación de buenos entornos para el aprendizaje". Estos profesores no eran tan buenos en sus comienzos. Aprendieron, porque se esforzaron en mejorar valorando si sus esfuerzos ayudaban o perjudicaban el aprendizaje de sus alumnos. Para terminar, Bain afirma que todos los estamentos docentes saben que deben preocuparse por la docencia y dicen que lo hacen, pero sin embargo se valora y se financia más la parte investigadora de la universidad.

Algunas referencias interesantes, pueden ser:

LA UNIVERSIDAD QUE SOÑAMOS TODOS

LA UNIVERSIDAD QUE SOÑAMOS TODOS

Por: Oswaldo Patricio Carrión

"El mayor de los cambios se ha producido en el campo del conocimiento y el mayor desafío es el de la educación ya que en el futuro inmediato se requerirá de personas diferentes educadas de distinta manera que como se hace hoy en día, con capacidades adecuadas para enfrentar y resolver situaciones nuevas en un entorno rápidamente cambiante.”

Peter Drucker (1994)

Introducción

En el momento actual, en que la universidad ecuatoriana está debatiendo sobre la nueva Ley de Educación Superior, elaborada por la SENPLADES (Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo) y que afecta a toda la estructura de la universidad, es importante analizar las problemáticas existentes, con la finalidad de avanzar hacia una educación superior de calidad, educación que soñamos todos, y esperamos que en algún momento se cumpla.

El objetivo de este artículo, es reflexionar sobre los problemas que las universidades ecuatorianas enfrentan y que se relacionan con los distintos contextos sociales.

Este trabajo plantea un análisis sobre la calidad en la educación, las responsabilidades que tienen los diferentes actores que intervienen en este proceso y que es importante estudiarlo, desde el compromiso de cada uno, tales como: el Estado, el sector empresarial, las instituciones universitarias, los docentes, los estudiantes.

Para el desarrollo de este trabajo se han citados reflexiones de algunos autores e instituciones relacionada con la educación superior, mismos que han permitido profundizar el desarrollo de este artículo.


Desarrollo.

Las organizaciones se fundamentan a establecer todos sus servicios en satisfacer con eficiencia las necesidades de los demás, las exigencias de una sociedad globalizada que permite el libre intercambio comercial y cultural entre los países, obliga a que estas organizaciones sean cada vez, eficaz y eficiente por la competitividad que impera entre las empresas en lo que tiene que ver a la productividad y calidad de sus servicios.

Es que la calidad como lo manifiesta Edwards Deming (1986), quien fue un importante estudioso de la calidad y reconocido por lograr cambiar la mentalidad de los japoneses al hacerle entender que la calidad es un “arma estratégica”, y que se fundamentaba este círculo de la calidad en la localización de los problemas y atacarlo de raíz, a través de sus cuatros etapas las cuales son “Planear, Hacer, Verificar y Actuar”.1

Arma estratégica en las que muchas de las organizaciones y personas, la han adoptado como una filosofía de vida, y las que han permitido ser más competitivos, responsable y tomar el liderazgo hacia el cambio.

La universidad está comprometida a este cambio, y la sociedad así lo exige, de demandar una educación de mayor calidad, desde esta perspectiva Ángel Villarino Justino, profesor de la universidad de Puerto Rico, establece que una educación de calidad es aquella “que crea los medios, el sistema, los procesos, las estrategias educativas para fomentar de modo reflexivo, creativo, crítico, eficiente y efectivo la liberación humana, tanto en el sentido ético como político, es decir, el desarrollo humano integral”.2

Es que las instituciones de educación superior están comprometidas en formar ciudadanos íntegros, vinculados con las necesidades de su comunidad, con sentidos de pertinencia, que actúen positivamente antes las oportunidades de construir un país de opciones y bienestar, sin perder de vistas la excelencia técnica y científica que demanda los grandes desafíos de la sociedad.

La universidad que soñamos todos, en América Latina, debe ser una institución de educación superior vinculada a la realidad de los problemas y necesidades sociales de los países que conforman la región; al respecto, para la UNESCO, la pertinencia y la calidad, junto a la internacionalización representa los tres aspectos claves que determinan la posición estratégica de la educación universitaria.3

Es que todos lo que formamos parte de este claustro universitario, debemos de responsabilizarnos en construir un currículo universitario reconocido internacionalmente, de manera que permita la movilidad de nuestros estudiantes y el reconocimiento profesional en cualquier parte de los países de nuestro continente.

Para lograr esta universidad, la que soñamos todos, debemos de pensar que las universidades se enfrentan a muchas problemáticas que se relacionan con los distintos contextos sociales de cada uno de los países del continente, planteamiento que se hizo en la Conferencia Regional de la UNESCO sobre la Calidad de la Educación Superior realizada en la Habana en 1996, donde definen que la calidad de educación superior, se vincula a diversos problemas complejos, los cuales podemos citar de manera resumida: “la expansión de universidades en el continente, dificultad estructural de los sistemas educativos y su escasa conexión entre sus distintos niveles, la disminución de las dotaciones presupuestadas para cubrir las crecientes necesidades, las escasas remuneración que reciben un gran porcentaje de docentes, la innovaciones curriculares y el mejoramiento de los métodos de enseñanza-aprendizaje, el vertiginoso avance del conocimiento y del acceso a la información”.4

Problemas que se presentan en las universidades ecuatorianas y que es importante analizarla desde la responsabilidad de cada uno de sus actores, el Estado, el sector empresarial, las instituciones universitarias, los docentes, los estudiantes.

El Estado a través de sus organismos responsables, hacen todos los esfuerzos por mejorar el sistema Educativo Nacional, en todos sus niveles; porque esa es su responsabilidad de establecer una educación de calidad. Educación que se fundamenta, como lo indica Delors (1996), en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser, 5 esto es, educación para todos.

De esta manera, es evidente que la educación está llamada a ser uno de los pilares centrales del desarrollo del país y por ende es un derecho humano, derecho que se respalda por la Constitución de la República, en sus artículos 26 y 27, del CAPITULO SEGUNDO, DERECHO DEL BUEN VIVIR, SECCIÓN QUINTA.

En nuestro país la implantación de un modelo de calidad y competencia, nos lleva a tener en cuenta aspectos de tipo macro organizativo, y dentro de estos aspectos nos podemos fundamentar en la misma constitución, tomando como análisis, el Titulo VII, RÉGIMEN DEL BUEN VIVIR, artículos 343 y 344 en donde se establecen claramente las responsabilidades y competencias del Sistema Nacional de Educación, especialmente en lo que comprenden a las acciones desde los niveles de educación inicial, básica, bachillerato, y el Sistema de Educación Superior.

En los últimos años se han realizado grandes esfuerzos para que el Sistema de Educación Superior en el Ecuador responda cada vez más eficientemente a las necesidades de la sociedad, desde la perspectiva de una formación realmente integral y de calidad, con un sentido humano, en una búsqueda incesante por hacer realidad el formar ciudadanos críticos y comprometidos con su comunidad.

La actual Constitución de la República del Ecuador, respalda todos estos fundamentos en el titulo VII, REGIMEN DEL BUEN VIVIR, en los artículos 350 al 357, y donde se establece también, que el Sistema de Educación Superior tienen su autonomía en todos sus niveles, y tiene la responsabilidad rectora de la formación académica de calidad, e intercultural, basándose a los que dispone en sus políticas y artículos, del Plan de Desarrollo del País y del Sistema Nacional de Educación.

Otro de los actores responsable es el sector empresarial o productivo del país, ya que existe un divorcio palpable entre estos sectores y las universidades, por lo tanto se debe establecer un vinculo para trabajar mancomunadamente en ofrecer a la sociedad profesionales de calidad. La creciente competitividad del mercado exige a las industrias contar con acceso permanente y oportuno a los nuevos conocimientos que se generan en centros de desarrollo científicos y tecnológicos, que en su mayoría se encuentran en las universidades, pero sin embargo estas deben de establecer un diagnóstico sobre las necesidades de profesionales que requieren las empresas, como lo sostiene Philip Coombs, que las universidades no tienen otra opción real, sino atender nuevas necesidades porque, si “dejan de hacerlo, se hallarán otras maneras de atender estas demandas y las universidades que funcionen mal y no respondan a estas presiones terminarán, como los dinosaurios, siendo piezas de museo". 6

Es una realidad, las universidades de nuestro país deben entender que este mundo cambia a un ritmo acelerado y que se debe proponer otras alternativas de profesionales capacitados de acuerdo a las necesidades de los sectores que lo demandan, en donde es necesario que estos sepan usar adecuadamente las nuevas herramientas que se han desarrollado y garantizar a las empresas en donde laboraran, su desarrollo, éxito, y competitividad.

Es que la universidad que soñamos todos debe responder a los grandes problemas productivos del país y para esto debe estar capacitada para enfrentar los retos que demanda esta sociedad, la misma que debe corresponder, como lo indica Machado (1991) a "un proceso que se inicia con la búsqueda sistematizada de las necesidades tecnológicas prioritarias de una empresa y se extiende hasta la aplicación en los sistemas productivos y a la comercialización en los mercados, de los procesos, equipos, productos u otras actividades de valor en las que se haya introducido cambio tecnológico".7

Este comentario tiene gran validez. Las instituciones de educación superior deben estar preparada para fomentar la investigación, y producto de esto, desarrollar la innovación tecnológica, de esta manera las universidades podrán estar en condiciones de contribuir a fortalecer la capacidad tecnológica de las empresas.

La universidad como actora responsable de la formación de profesionales y el desarrollo de la ciencia y tecnología, debe mejorar sus sistemas de organización académico-administrativo, su legislación debe ser flexible, comparto lo que Miguel Ángel Escotet resalta, que “las legislaciones deben ser flexibles para garantizar una administración universitaria que facilite el proceso de enseñanza aprendizaje y estructuración de la comunidad universitaria y que deben constar con las más modernas técnicas de gestión y gerencia”8, por lo que existen muchas trabas burocráticas y rigidez en sus normas y reglamentos establecidos, por lo que muchos de los que formamos parte de la comunidad universitaria protestamos, no se puede realizar ninguna innovación sin antes pasar por una serie de procedimientos burocráticos, que entorpecen el desarrollo académico y administrativo de las instituciones.

Soñamos con una universidad ecuatoriana pública, despolitizada en lo administrativo, porque se observa que en los últimos años se ha aumentado el número de empleado, no por la necesidad, sino por compromiso que mantienen las autoridades con otras personas o instituciones, es común ver que en muchos departamentos se exceden de personal a lo requerido y en algunos casos se los contrata, y no son idóneos para cumplir las funciones establecidas, donde entorpecen los procesos y el flujo de la información se convierten en un cuello de botella.

Con el nuevo anteproyecto de Ley Orgánica de Educación Superior que ha elaborado la SENPLADES, se pretende remediar todos estos males, quienes la elaboraron consideran basarse a las normas constitucionales, pero según lo que se ha leído y analizado, deja muchas preocupaciones de orden conceptual, legal, académico, administrativo, y relativas a temas esenciales como la libertad de elegir, la diversidad educativa, etc.

Es decir, se politiza más la universidad ya que el anteproyecto estructura un sistema de planificación estatal integral, que abarca como lo manifiesta Fabián Corral “todos los asuntos de la vida universitaria, desde la estructura administrativa, elección de autoridades, contratación de profesores, determinación de pensiones, etc. El objetivo central de la propuesta se aparta de los enunciados de la Constitución que, en forma discursiva e imprecisa, alude, a lo que está escrito en el artículo 350 de la Constitución contrastando con esos conceptos, el art. 175 del proyecto, que establece que la principal obligación “de las instituciones de educación superior es el cumplimiento de los parámetros que señale el Plan Nacional de Desarrollo en las áreas establecidas en la Constitución de la República y en la presente Ley y sus reglamentos”. 9 La misión de esa universidad es alinearse con el Estado y hacerle eco al pensamiento oficial.

Aunque no todo lo que se presente en este anteproyecto de ley sea malo, pero la preocupación radica en las universidades publicas y privadas de perder su autonomía y convertirse en instrumentos del Consejo Nacional de Planificación, y en algunos artículos de esta ley dan carta abierta a que se politice más y que las universidades estén al servicio de los pensamientos del gobierno de turno.

Los docentes, somos los actores fundamentales para establecer una educación superior de calidad, la misma que se ve reflejada en la formación de generaciones de profesionales idóneos y competitivos en el sector empresarial. Pero encontramos muchas problemáticas, a pesar que el profesor universitario, es un profesional con un alto nivel de conocimientos teóricos (y/o práctico) acerca de su materia pero que, un gran porcentaje, posee una formación muy escasa sobre cómo hacer llegar de manera significativa esos conocimientos a sus alumnos, lo que, lógicamente, genera graves problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los docentes debemos de tener una excelente comunicación con los estudiantes, dentro y fuera del aula, para esto debemos conocer diversas técnicas y formas de enseñar, las cuales se deben de adaptar a las necesidades de los alumnos o las circunstancias.

Es que “los conceptos de Didáctica y Comunicación están tan estrechamente ligados que difícilmente podrían subsistir de manera independiente”10 (Saenz, 1994). El problema surge cuando el profesor es incapaz de realizar su trabajo, simplemente porque no lo conoce; es decir, las carencias y errores que evidencia el profesorado universitario en el ejercicio de su labor docente, no son el resultado de incapacidades esenciales, sino del desconocimiento de “los conocimientos y destrezas que necesitan poseer los profesores de ciencias”11 (Hewson y Hewson, 1998) para construir de manera apropiada el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Es importante analizar lo que indican Hewson y Hewson, porque en muchas universidades ecuatorianas, debido al rápido crecimiento de la población estudiantil, así mismo a la creciente demanda de profesores, y las diferentes disciplinas propias de los programas existentes en las unidades académicas, demandaron la contratación y nombramiento de un buen numero de profesionales, exitosos en su ejercicio para la atención de las diferentes necesidades docentes, pero sin ninguna noción de didáctica para comunicar conocimientos, valores, actitudes, etc., que coadyuven en la formación integral del producto final, que la universidad está en la obligación social de entregar a la comunidad, por medio de cada profesional.

Ken Bain, en su libro "Lo que hacen los mejores profesores universitarios" (2007), manifiesta “que los buenos profesores, saben que enseñar no es meramente transmitir conocimiento, sino que conciben la enseñanza como creación de buenos entornos para el aprendizaje. Estos profesores no eran tan buenos en sus comienzos. Aprendieron, porque se esforzaron en mejorar, valorando si sus esfuerzos, ayudaban o perjudicaban el aprendizaje de sus alumnos”12.

Muchos de los docentes universitarios se han preocupado en mejorar su calidad de enseñanza, capacitándose a través de los organismos de postgrado de las universidades, en diplomados, especializaciones o maestría en docencia universitaria, comprendiendo los beneficios que un correcto conocimiento de las metodologías didácticas pueden aportar a la hora de enfrentar con éxito el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Para concluir deseo manifestar, que las universidades están cambiando su forma tradicional de gestión administrativa y académica y que pese a todos los inconvenientes, también estas tienen muchas potencialidades.

Es hora de crear un proyecto académico de país, donde estén vinculadas todas las instituciones de educación superior, que fortalezcan su autonomía y la aprovechen para generar investigación científica y tecnológica, de eso se tratan los sueños que se conviertan en realidad y no en un mito.


Referencias bibliográficas

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· Escotet Miguel Ángel (2005),”Formas contemporáneas de gobierno y administración universitaria: visión histórica y prospectiva”. vol. XXVII, núm, 107, pp, 134-148.

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· HEWSON, P. y HEWSON, M (1988) “On aproppiate conception of teaching science: a view from studies of science learning”, Science Education, 72 (5), 597-614.

· Ken Bain (2007), "Lo que hacen los mejores profesores universitarios", Director Center for Teaching Excellence de la Universidad de Nueva York.

· MACHADO F. "¿Gestores tecnológicos o emprendedores de origen técnico? Fragmentación y contexto de la gestión tecnológica y su impacto en la formación de recursos humanos." Ponencias del IV Seminario Latinoamericano de Gestión Tecnológica. Caracas, Venezuela, ALTEC, 23-25 de septiembre de 1991.

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